El poder militar, un cuerpo monolítico sin fisuras visibles
Fuente:
Clarin.com
Las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) cubanas son un cuerpo monolítico al que no se le ven por ahora fisuras. "Algunos quieren ver una especie de 'golpe militar democrático' que cambie el régimen, pero no entienden que los militares son la esencia del régimen", explica un diplomático con años de experiencia en el laberinto político de la isla.
El poder de los uniformados proviene directamente del Politburó del Partido Comunista. Cinco de sus 19 miembros son generales: Leopoldo Cinras, Ramón Espinosa, Abelardo Colomé, Julio Casas y Ulises Rosales del Toro. Otro general poderoso es Abelardo Colomé Ibarra, el ministro del Interior. Pero el oficial de mayor rango tras los hermanos Castro es el general Alvaro López Miera, un hombre de 62 años (relativamente joven para la nomenclatura cubana) y ocupa el cargo de jefe del Estado Mayor de las FAR.
Estos hombres tienen bajo su mando trescientos mil soldados profesionales más un millón de hombres y mujeres de las denominadas Milicias de Tropas Territoriales. Y otros 3,5 millones de trabajadores de las Brigadas de Producción y Defensa también reciben entrenamiento militar. Una cifra impresionante para un país que cuenta con 11,3 millones de habitantes.
Las Fuerzas Armadas cubanas son las únicas con experiencia de combate de guerra fuera de su territorio en América Latina y las únicas que salieron victoriosas de dos conflictos: los de Angola y Etiopía.
"Tienen un armamento un poco obsoleto, pero están muy bien entrenadas, mucho mejor que cualquier ejército del continente, exceptuando Estados Unidos", se explaya el diplomático.
Hasta ahora no han tenido grandes deserciones. La más sonada fue la del general Rafael del Pino, en 1997, que se fue con un avión de combate a Estados Unidos. Era un héroe de la invasión de Bahía de Cochinos en 1961. Y el momento de mayor zozobra lo vivieron los militares en 1989, cuando Fidel Castro mandó fusilar al general Arnaldo Ochoa y a otros dos altos oficiales acusados de corrupción. Ochoa era un muy popular general que había comandado a las tropas cubanas en las guerras africanas.
El momento más difícil de la Revolución se registró entre 1993 y 1994, cuando la población, ya cansada de las necesidades económicas producidas por la desaparición de la Unión Soviética, se lanzó a protestar en las calles. En agosto del 94 se produjeron los disturbios más violentos, cuando un grupo de jóvenes se congregó espontáneamente en el Malecón de La Habana gritando "libertad" y "abajo Fidel". En ningún momento actuaron las Fuerzas Armadas. Fue el propio Fidel Castro que salió a la calle para enfrentar a los manifestantes y el "trabajo sucio" lo hicieron unas "brigadas de acción rápida" de militantes del partido.
"La represión destruiría la mitología popular que mantiene el sistema; es por esa razón que los militares no van a salir a reprimir", explica un veterano periodista extranjero con más de 30 años de trabajo en la isla
El poder de los uniformados proviene directamente del Politburó del Partido Comunista. Cinco de sus 19 miembros son generales: Leopoldo Cinras, Ramón Espinosa, Abelardo Colomé, Julio Casas y Ulises Rosales del Toro. Otro general poderoso es Abelardo Colomé Ibarra, el ministro del Interior. Pero el oficial de mayor rango tras los hermanos Castro es el general Alvaro López Miera, un hombre de 62 años (relativamente joven para la nomenclatura cubana) y ocupa el cargo de jefe del Estado Mayor de las FAR.
Estos hombres tienen bajo su mando trescientos mil soldados profesionales más un millón de hombres y mujeres de las denominadas Milicias de Tropas Territoriales. Y otros 3,5 millones de trabajadores de las Brigadas de Producción y Defensa también reciben entrenamiento militar. Una cifra impresionante para un país que cuenta con 11,3 millones de habitantes.
Las Fuerzas Armadas cubanas son las únicas con experiencia de combate de guerra fuera de su territorio en América Latina y las únicas que salieron victoriosas de dos conflictos: los de Angola y Etiopía.
"Tienen un armamento un poco obsoleto, pero están muy bien entrenadas, mucho mejor que cualquier ejército del continente, exceptuando Estados Unidos", se explaya el diplomático.
Hasta ahora no han tenido grandes deserciones. La más sonada fue la del general Rafael del Pino, en 1997, que se fue con un avión de combate a Estados Unidos. Era un héroe de la invasión de Bahía de Cochinos en 1961. Y el momento de mayor zozobra lo vivieron los militares en 1989, cuando Fidel Castro mandó fusilar al general Arnaldo Ochoa y a otros dos altos oficiales acusados de corrupción. Ochoa era un muy popular general que había comandado a las tropas cubanas en las guerras africanas.
El momento más difícil de la Revolución se registró entre 1993 y 1994, cuando la población, ya cansada de las necesidades económicas producidas por la desaparición de la Unión Soviética, se lanzó a protestar en las calles. En agosto del 94 se produjeron los disturbios más violentos, cuando un grupo de jóvenes se congregó espontáneamente en el Malecón de La Habana gritando "libertad" y "abajo Fidel". En ningún momento actuaron las Fuerzas Armadas. Fue el propio Fidel Castro que salió a la calle para enfrentar a los manifestantes y el "trabajo sucio" lo hicieron unas "brigadas de acción rápida" de militantes del partido.
"La represión destruiría la mitología popular que mantiene el sistema; es por esa razón que los militares no van a salir a reprimir", explica un veterano periodista extranjero con más de 30 años de trabajo en la isla
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